domingo, 14 de diciembre de 2008

TEORÍA HISTORICISTA


Algunos datos afirman que ya desde la época de la Grecia antigua, los filósofos discutían sobre el problema del lenguaje. Tal es el caso de Platón y de Aristóteles, quienes lograron hacer distinciones entre sustantivos y verbos y lograron relacionar el lenguaje con la lógica. Dichos estudios dieron una base importante para los estudios lingüísticos posteriores.
Desde el siglo XVIII, grandes personalidades aportaron numerosos estudios en pro de revelar el origen de las diferentes lenguas, descartando el mito bíblico sobre la torre de Babel, ejemplo el inglés Sir William Jones, quien presentó en Calcuta un estudio de sobre cómo el Sánscrito se relacionaba estructuralmente con otras lenguas: griego, latín, celta y germánico.
Esto dio paso a una hipótesis: la existencia de una lengua madre o proto-lengua, encargada de poner las pautas estructurales para todas las lenguas que actualmente existen, lo cual no sonaba descabellado ya que por esa misma época Charles Darwin publicó su “Teoría sobre el origen de las especies”, luego se podía justificar la evolución del hombre junto con su lengua.
Para empezar a estudiar dicha hipótesis de la lengua madre, se usó el método de la gramática comparativa que, como su nombre lo indica, trata de establecer relaciones estructurales entre diferentes lenguas, comparando sus diferentes formas lingüísticas, y poder llegar a establecer lo que llamaron “lengua ancestral hipotética”, y de qué forma ésta habría evolucionado para llegar a las lenguas de hoy en día (cambio lingüístico)
A finales del siglo XIX, un grupo de estudiosos dieron a conocer uno de sus postulados, el cual proponía que los cambios lingüísticos no se dan por tendencias opcionales, sino que son regidos por ciertas normas y reglas, lo que quiere decir que si existe un cambio fonético de una lengua a otra, ese mismo sonido se verá afectado en un contexto parecido. Esto llevó a que la lingüística centrara su atención, especialmente a reconstruir históricamente una lengua, para entenderla completamente desde el punto de vista estructural.

ESTRUCTURALISMO, PRIMER MODELO LINGÜÍSTICO




Sus inicios se deben al maestro ginebrino Ferdinand de Saussure (1857-1913), quien es considerado como el padre de la lingüística moderna, por su obra “Curso de lingüística general”. Fue influenciado principalmente por las ideas de Humboldt y de Gabelentz, quienes le aportaron bases muy fuertes para establecer sus metodologías y sus terminologías.
Como su nombre lo indica, el estructuralismo pretende establecer las diferentes relaciones estructurales que pueden encontrarse en una lengua y seguidamente asociarlos en un contexto social-cultural, teniendo como eje central la idea de que todas las lenguas están relacionas entre sí y por consiguiente sus estructuras son muy similares. Fue por esto que De Saussure se centró en el estudio de la lengua, pues para él, el lenguaje mostraba rasgos muy generales y heterogéneos, y la lengua era cambiante e inestable.
El estructuralismo plantea desde un comienzo unos principios para la correcta descripción y análisis posterior de determinados fenómenos lingüísticos, y dado que se define a la lengua como un sistema de signos, se deben identificar las estructuras internas de dicho sistema para luego comparar y distinguirlo de otros. Para aclarar mejor el concepto de estructura me remito a un autor: “Una estructura es un sistema ordenado de reglas que describen a la vez los elementos que lo componen y sus relaciones hasta un determinado grado de complejidad. Así, una lengua puede estructurarse según diversos criterios independientes que pueden llegar a ser diferentes unos de los otros” (DUBOIS, 1979).
Se debe tener en cuenta la importancia que tiene la dependencia de todos los elementos internos en un sistema, importando poco que sean diferentes dichos elementos deben estar interconectados para que la estructura se desenvuelva como se espera, esto es que mantienen una relación perdurable para que la estructura pueda tener una forma estable. Debido a esto, aparecieron posteriormente lingüistas que, influenciados por el método estructural, intentaron perfeccionar la forma de concebir las estructuras, ejemplo el norteamericano Leonard Bloomfield, quien en una de sus obras daba un impulso importante para establecer a la lingüística como una ciencia. Fue así como propuso unas bases para elaborar procedimientos rigurosos en el ámbito de la descripción para cualquier lengua, dándole a la lingüística una manera objetiva y sistemática para trabajar con datos previamente observados.
La diversidad que nos da el estructuralismo podemos encontrarla en varios estudios hechos por semióticos y por literatos, por ejemplo Roman Jakobson quien propone la función poética del lenguaje, relacionando un texto literario con los ámbitos sociales y culturales que lo producen para llegar a un análisis histórico de la lengua. Por la parte de la semiótica encontramos a Umberto Eco, quien logró relacionar los enfoques estructurales con los semióticos, dando una relación entre el signo y el objeto como una unidad al momento de crear significados, basado en la objetividad y rechazando la subjetividad planteada por Julia Kristeva en los años 70.
Igualmente varias escuelas se ven influenciadas por el estructuralismo, ejemplo la de Praga, la de Copenhague y la de Londres, ya que sin importar la diferencia en varios de sus planteamientos lingüísticos, ven en las bases saussareanas los pasos a seguir para describir las lenguas, y se atienen a la idea de que los diferentes sistemas de signos se deben a un fenómeno social compartido y construido por una sociedad y que ningún sistema puede tener la misma estructura que otro, así puedan estar históricamente relacionados.
La herencia de De Saussure es, definitivamente, de una magnitud inmensurable.

CHOMSKY Y SU GENERATIVISMO


Noam Chomsky es un destacado lingüista nacido en 1928 en EEUU, actualmente es profesor en una nombrada universidad de ese país. Con la publicación de su primer libro, estructuras sintácticas en 1957, inició una era conocida como la revolución chomskyana, influyendo en diversos ámbitos como la psicología, la antropología y la sociología entre otras, dirigiendo el punto de estudio no a las descripciones detallas que caracterizan a los estructuralistas, sino a plantearse preguntas con respecto al sistema que posibilita el habla y la comprensión.
Según Mireya Cisneros Estupiñán y Omer Silva Villena en su libro “Aproximación a las perspectivas teóricas que explican el lenguaje” (Ed. Universidad Tecnológica de Pereira, 2007) la “Gramática Generativa Transformacional” de Chomsky, la cual está basada sobre fuertes pensamientos filosóficos y muy ligado a la lógica, es simplemente: “Un mecanismo que genera o produce todas las secuencias gramaticales posibles de una lengua y no las imposibles o agramaticales; es una gramática explícita en cuanto a que nada se deja a la imaginación”. Por esto Chomsky rivalizaba con Bloomfield al creer que sus ideas contaban con un campo de acción muy limitado, esperando seguir unas reglas muy estrictas para dar cuenta del sistema de una lengua a partir de datos insuficientes y sin contar con rasgos universales. Chomsky concreta que todas las lenguas poseen un gran conjunto de reglas las cuales nos muestran las secuencias permitidas en dichas lenguas, con lo cual se puede ver cómo los humanos usan su productividad para emitir y comprender oraciones o enunciados, siempre y cuando sean permitidos dentro de un sistema definido, de forma infinita. Por esto Chomsky propone que el deber del lingüista sea reconocer y estudiar las reglas que estructuran la gramática de las lenguas.
De la misma forma se propuso crear una nueva alternativa sobre la forma de hacer lingüística, empezando por la importancia descriptiva y explicativa que una teoría pudiera tener para cierto problema y concluyendo que una lengua se puede derivar de un estado inicial restringiéndose por condiciones limitadas a la experiencia, luego se podría dar uso a un modo preciso de distinguir los procesos gramaticales que se pueden dar en el lenguaje. Esto fue lo que Chomsky planteó como “gramática universal” que es la que nos brinda los límites de estudio sobre una lengua al asociarla con otra.
Podemos decir igualmente que las ideas de Chomsky son de un alto nivel psicológico, pues rechaza el método empirista y se adhiere más al estudio de la mente, donde hace alusión a términos racionalistas muy conocidos como el de ideas innatas. Para Chomsky el ser humano no nace con la mente en blanco, sino por el contrario está predispuesto genéticamente para recibir la facultad lingüística de una forma específica. Lo más importante son las nociones gramaticales con las que nace el hombre y las cuales lo llevan a adquirir nuevos conocimientos a lo largo de su vida, o sea que los conceptos se encuentran ya esquematizados en la mente y se “detonan” con una experiencia vivida, luego para él las explicaciones que se puedan dar para un fenómeno lingüístico subyacen en las propiedades individuales de los individuos y no en su ámbito social. Cabe aclarar que todo lo expuesto anteriormente hace alusión a lo que se denomina como la “Teoría de la mente”.
En 1995 llega lo que Chomsky reconoce por “programa minimalista”, el cual, irónicamente, se diferencia demasiado de la propuesta gramática generativa, pues alude a que la diversidad de las lenguas es una ilusión y que las diferencias lingüísticas son el resultado de unos principios fijos preestablecidos con condiciones que no varían demasiado. Más que todo, lo que se pretende con este programa, es sugerir la hipótesis de que el lenguaje se reduce a un mínimo de operaciones mentales para de esta forma lograr que el hablante emita oraciones, y así lograr una economía en su estructura que lo favorezca.
Las ideas de Noam Chomsky siempre serán de referencia obligada para todo aquel estudioso de la lingüística, pues generaron una verdadera revolución en la forma de concebir la lingüística como una ciencia y como un modelo filosófico. Se abren las puertas para que en otros campos de acción, como la neurolingüística, se estudie el verdadero recinto donde se alberga el lenguaje, esto es desde un punto de vista cerebro/mente, y de qué forma llega el lenguaje a ser tan vital en la interacción social de las personas, claro está que siempre ligado a la gramática como la concibe Chomsky.

EL FUNCIONALISMO


El pionero de esta perspectiva fue Michael Alexander Kirwood Halliday. Nacido en 1925, estudió literatura y lengua china, más adelante realizó un doctorado en lingüística. Una de sus obras más importantes e influyentes es “El lenguaje como semiótica social” y actualmente es profesor de lingüística en una reconocida universidad australiana.
El funcionalismo surgió en la conocida escuela de Praga, reconocida por personajes importantes como Mathesius, Jakobson y Trubetskoy, quienes postularon que las estructuras fonológicas, gramaticales y semánticas de un sistema están exclusivamente determinadas por las funciones que estas puedan ejercer en los diferentes contextos sociales dentro de una comunidad. Estas ideas ayudaron a Halliday quien, junto con otros colegas, dieron forma a la escuela de Londres, en la cual, después de haber estudiado las ideas relacionadas con el estructuralismo y el funcionalismo, distinguieron tres grandes funciones: pragmática, mágica y narrativa. Estas funciones sentaron bases importantes para toda la estructura funcionalista.
Halliday afirmó que el lenguaje es una semiótica social, lo que quiere decir que el lenguaje es un sistema de signos, con el cual las culturas se pueden construir y evolucionar, quiere decir que las opciones lingüísticas en una comunidad se ven altamente diferenciadas dependiendo de la situación en la que se encuentra el hablante, o sea que cumplen una función específica en un momento específico, estas dilucidaciones le permiten llegar a exponer dos grandes funciones del lenguaje: ideacional e interpersonal; y una tercera función sin la cual las dos anteriores no podrían operar: textual. Halliday denomina estas funciones como “macro-funciones” del sistema, y afirma que recíprocamente, existen “micro-funciones’’ las cuales nos ayudan a expresar las ideas según la situación que afrontemos (disculparse, ordenar, solicitar, etc.) distingue 7 micro-funciones: instrumental, regulatoria, interaccional, personal, heurística, imaginativa e informativa.
Estas funciones, según Halliday, se van presentando a medida que el hombre crece y es capaz de asociar sonidos con significados, para luego ser capaz de meterse de lleno en el sistema multi-funcional que los adultos manejan en su comunidad. Con esto el niño podrá ir aprendiendo estructuras, vocabulario y será capaz de proponer oraciones que lo comprometan en una conversación y así empezar a ser individuo activo en su círculo social. Luego las micro-funciones se van dando paulatinamente a medida que el hombre se desarrolla junto con su capacidad verbal y textual.
En las ideas de Halliday, encontramos lo que se denomina teoría sistemática, la cual nos presenta una gramática como una vasta red de opciones para poder analizar un texto, teniendo en cuenta el discurso y no solamente las oraciones que se forman, lo que nos ayudaría a descifrar los rasgos más específicos de una lengua. Entonces se toma el lenguaje como una gran red que retiene gran cantidad de estructuras, relacionadas cada una, con el fin de que las personas puedan significar mediante las opciones presentadas, dependiendo de la función social que requieran en dicho momento.
Las ideas funcionalistas buscan varios fines como por ejemplo: Comprender la naturaleza y las diversas funciones del lenguaje, y su utilidad; estudiar la evolución de las lenguas, proponer métodos apropiados para la enseñanza de una lengua extranjera y tratar de explicar la relación que existe entre lenguaje y cultura. En conclusión se ve al lenguaje como un sistema que tiene una función social, la cual se puede ir verificando mediante la gramática, la cual es la que nos ayuda a expresar los diversos significados que coexisten dentro de un determinado sistema.