domingo, 14 de diciembre de 2008

ESTRUCTURALISMO, PRIMER MODELO LINGÜÍSTICO




Sus inicios se deben al maestro ginebrino Ferdinand de Saussure (1857-1913), quien es considerado como el padre de la lingüística moderna, por su obra “Curso de lingüística general”. Fue influenciado principalmente por las ideas de Humboldt y de Gabelentz, quienes le aportaron bases muy fuertes para establecer sus metodologías y sus terminologías.
Como su nombre lo indica, el estructuralismo pretende establecer las diferentes relaciones estructurales que pueden encontrarse en una lengua y seguidamente asociarlos en un contexto social-cultural, teniendo como eje central la idea de que todas las lenguas están relacionas entre sí y por consiguiente sus estructuras son muy similares. Fue por esto que De Saussure se centró en el estudio de la lengua, pues para él, el lenguaje mostraba rasgos muy generales y heterogéneos, y la lengua era cambiante e inestable.
El estructuralismo plantea desde un comienzo unos principios para la correcta descripción y análisis posterior de determinados fenómenos lingüísticos, y dado que se define a la lengua como un sistema de signos, se deben identificar las estructuras internas de dicho sistema para luego comparar y distinguirlo de otros. Para aclarar mejor el concepto de estructura me remito a un autor: “Una estructura es un sistema ordenado de reglas que describen a la vez los elementos que lo componen y sus relaciones hasta un determinado grado de complejidad. Así, una lengua puede estructurarse según diversos criterios independientes que pueden llegar a ser diferentes unos de los otros” (DUBOIS, 1979).
Se debe tener en cuenta la importancia que tiene la dependencia de todos los elementos internos en un sistema, importando poco que sean diferentes dichos elementos deben estar interconectados para que la estructura se desenvuelva como se espera, esto es que mantienen una relación perdurable para que la estructura pueda tener una forma estable. Debido a esto, aparecieron posteriormente lingüistas que, influenciados por el método estructural, intentaron perfeccionar la forma de concebir las estructuras, ejemplo el norteamericano Leonard Bloomfield, quien en una de sus obras daba un impulso importante para establecer a la lingüística como una ciencia. Fue así como propuso unas bases para elaborar procedimientos rigurosos en el ámbito de la descripción para cualquier lengua, dándole a la lingüística una manera objetiva y sistemática para trabajar con datos previamente observados.
La diversidad que nos da el estructuralismo podemos encontrarla en varios estudios hechos por semióticos y por literatos, por ejemplo Roman Jakobson quien propone la función poética del lenguaje, relacionando un texto literario con los ámbitos sociales y culturales que lo producen para llegar a un análisis histórico de la lengua. Por la parte de la semiótica encontramos a Umberto Eco, quien logró relacionar los enfoques estructurales con los semióticos, dando una relación entre el signo y el objeto como una unidad al momento de crear significados, basado en la objetividad y rechazando la subjetividad planteada por Julia Kristeva en los años 70.
Igualmente varias escuelas se ven influenciadas por el estructuralismo, ejemplo la de Praga, la de Copenhague y la de Londres, ya que sin importar la diferencia en varios de sus planteamientos lingüísticos, ven en las bases saussareanas los pasos a seguir para describir las lenguas, y se atienen a la idea de que los diferentes sistemas de signos se deben a un fenómeno social compartido y construido por una sociedad y que ningún sistema puede tener la misma estructura que otro, así puedan estar históricamente relacionados.
La herencia de De Saussure es, definitivamente, de una magnitud inmensurable.

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